domingo, 16 de noviembre de 2014

Relaciones a distancia.

Un reencuentro feliz, una amarga despedida y viceversa. ¿Merece la pena el llanto y la espera?
Hola a todos, soy Leo Sarmed y, tras preguntar en Twitter, @Pacomertela me propuso tratar el tema de las relaciones a distancia.

Como este blog es un espacio que comparto con vosotros desde la confianza, os confesaré que yo también tuve una especie de relación a distancia.

***

Imagen de Marcos González.


Sólo escuchaba que no merecía la pena, que "amor de lejos es amor de pendejos". Obviamente, nadie entendía lo que tenía lugar en mi estómago cuando veía su sonrisa en la estación de tren al llegar. ¿Sabéis? Incluso las infinitas lágrimas de la despedida me sabían a gloria. Como siempre digo, prefería llorar a su lado que reír sin él.

Era difícil, ¿para qué negarlo? A menudo el deseo me quemaba a través del recuerdo o de esos momentos en los que soñaba despierto con el siguiente reencuentro.
Algunos dicen que lo bueno, cuando breve, dos veces bueno. Quizás hasta lleven razón, porque aquellos fines de semana que compartíamos eran en mi vida pedacitos de sueño hechos realidad.

Recuerdo con total intensidad uno de los momentos más inolvidables; cuando llegaba a mi casa desde la estación, con él, y entrábamos en mi dormitorio, donde cerraba tras de sí la puerta. El mundo entero se callaba y el tiempo se detenía para presenciar solemne un abrazo tan profundo que exhalaba, silencioso, un "Te he echado mucho de menos..."

Claro que dolía cada adiós. Nos sentábamos en la escalera de la estación de tren aferrándonos como podíamos a los minutos que nos restaba juntos. Entre besos y lágrimas prometíamos romper la distancia de la que nuestro sentir se burlaba.

¿Sabéis que pienso al respecto?
No importan los kilómetros que te separen de esa persona. Mi corta vida me ha enseñado que la auténtica distancia la marcan los sentimientos. Dos personas pueden dormir en una misma cama día tras día y estar tan lejos la una de la otra...

Cuando realmente quieres, deseas, anhelas a alguien, soportas toda la espera, toda esa pasión contenida; sabiendo que en algún momento eterno estallará en mil pedazos.

Como defiendo el cariño en todas sus vertientes, sin barreras de distancia, edad, sexo o condición; apoyo las relaciones a distancia y quiero trasladar mi apoyo a quienes mantengan actualmente una porque sé lo complicado que puede llegar a ser.

No obstante, también quiero puntualizar un par de desventajas con las que debéis tener cuidado:

-Como la mayor parte de la comunicación tiene lugar a través de redes sociales, puede haber sitio para malentendidos y meteduras de pata. No os dejéis llevar por los impulsos y sed flexibles con vuestra pareja.
-¡Que le den a los celos! Si quieres a tu pareja y confías en ella no des vueltas a cacaos mentales. Deja que sea feliz y disfruta al máximo tus momentos con ella, vuestras conversaciones, deseos, fantasías...
-No pretendáis acaparar demasiada atención por parte de la otra persona. A menudo (y debido a esa distancia) pedimos más cuidado y cariño a esa persona. Dejad que las cosas fluyan y no intentéis forzar nada.


***

Pues este ha sido un breve repaso sobre las relaciones a distancia. Sé que quizás podría haberme entretenido más creando una clasificación, más tips, etc; pero esto era sólo un improblog y el tema en sí espero desarrollarlo más en un directo.

Quisiera agradecer a @redmorphine_ la imagen que ilustra este post. Espero que podamos disfrutar más adelante de más instantáneas de su cosecha en este blog.


Y antes de despedirme me gustaría preguntaros:
¿Tenéis o habéis tenido alguna vez una relación a distancia?
¿Qué opináis de esas relaciones? ¿Pueden durar?
Ya sabéis, podéis dejarme vuestras aportaciones abajo en los comentarios.
Además, a partir de hoy podréis comentar también mis posts en Twitter. En este caso podéis twittear usando el hashtag #RelacionesADistancia.


Y en cuanto a vosotros, agradeceros una vez más vuestro apoyo y presencia. Quiero que sea vuestro cada paso de este gran camino, cada avance. GRACIAS.

Un abrazo enorme y...
¡Hasta la próxima!

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